Amor al Prójimo.- Hace algunos años, cuando un doctor trabajaba como voluntario de un hospital, conoció a una niña llamada Liz, esta niñita sufría de una extraña enfermedad que no tenía cura, la única oportunidad que tenía para poder recuperase era recibiendo una transfusión de sangre de su hermanito de 5 años, quien había sobrevivido a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
Entonces el doctor, con toda la paciencia, explicó la situación al hermanito de Liz y le preguntó si estaría dispuesto a darle de su sangre. El doctor vio dudar un momento al pequeño antes de tomar un gran suspiro y responder: “sí, le voy a dar mi sangre para que ella viva”.
Mientras la transfusión se llevaba a cabo, él niño estaba acostado en una cama al lado de la cama de su hermana, se le veía muy sonriente mientras los médicos y enfermeros le asistían y veían como regresaba el color a las mejillas de la niña; de pronto el pequeño se empezó a poner pálido y su sonrisa fue desapareciendo, parecía que estaba muy asustado.
El pequeño volteó a ver al doctor y le preguntó con gran inocencia y voz temblorosa: “¿a qué hora empezaré a morir?”.
El niño no había comprendido la explicación del doctor, y entonces pensaba que debía dar toda su sangre a su hermana Liz para que ella pudiera vivir. El niño había creído que él moriría al dar su sangre y aún así había aceptado hacerlo.
Cita bíblica sobre el Amor al Prójimo
“Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?. Y entonces el Rey les dirá: “Les aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis” Mateo 25:31-45
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Reflexión Cristiana, Fuente: 5 Minutos de Oración en el Hogar