Reflexiones para Padres – Cuando los niños son pequeños dependen totalmente de sus padres; son precisamente los padres quienes deciden cómo vestirles, qué juguetes comprarles, con qué otros niños relacionarlos, a dónde llevarlos a comer, entre muchas otras cosas, por lo que es común y natural que los niños se sientan íntimamente unidos a sus papás.
Al pasar los años, los hijos llegan a una etapa en la que inconscientemente, necesitan aún más de sus padres: la adolescencia. Aunque a esta edad el desapego de los hijos es inevitable (pues se vuelven cada vez más autónomos y buscan tener su propio espacio), ellos esperan y necesitan el apoyo y aprobación de sus padres, sentir su cariño, su confianza y oír que están orgullosos de ellos.
Sin embargo, la mayoría de las veces los padres se acercan a sus hijos únicamente para regañarlos por llegar tarde, por lo desordenado de su habitación, por su vicio al teléfono celular o por las bajas notas en la escuela.
Si bien la tarea de los padres es corregir a los hijos, no deben olvidar que la adolescencia es una etapa difícil para ellos en el sentido de que muchos cambios están llegando (tanto físicos como emocionales), por lo que deben poner en práctica la paciencia, la tolerancia y el respeto.
La comunicación y la confianza son la clave para que la relación entre los hijos adolescentes y los padres sea buena; estos últimos deben hacerle saber a sus hijos que los escuchan, los comprenden y los apoyan, que están y estarán disponibles para ellos siempre que los necesiten; de esta manera, los jóvenes se sentirán con la confianza de acercarse a sus padres para compartirles sus logros, fracasos, problemas, alegrías y preocupaciones.
Es importante recalcar que confianza y comunicación no son sinónimo de hostigamiento y acoso, la clave está en hacer sentir a los hijos que cuentan con el apoyo y cariño de sus padres para que poco a poco sean los mismos hijos quienes se sientan con libertad de acercarse a ellos. Si por el contrario los padres se empeñan en cuestionarlos todo el tiempo, los hijos se sentirán intimidados y recurrirán a otras personas.
Los padres deben permitir a los hijos vivir sus propias experiencias en situaciones que no conlleven mayor riesgo. No deben olvidar que para aprender es necesario experimentar, y a veces equivocarse.
Finalmente, la adolescencia es tan solo una etapa más en la vida de los hijos, al terminar, llegará la madurez y la independencia total, y el éxito de los hijos en mucho depende de la comunicación y el apoyo que tuvieron de sus padres.
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