El Niño Volador

El Niño Volador.- una historia relacionada con el Amor de Dios, espero que la disfrutes:

… y de pronto pasa este niño volando por el cielo con una gran capa y yo me pregunto, ¿cómo es que ese niño puede volar?, ¿quién le enseñó?, ¿es de este planeta o de dónde viene?.

El Niño Volador
El Niño Volador

Mis preguntas fueron interrumpidas por un – ¡¡CRASH!! – un estruendo enorme con ruido de vidrios y objetos cayéndose. Volteo asombrado y me doy cuenta que ese niño se fue a estrellar contra la ventana del apartamento de un gran edificio.

Casi de inmediato sale el niño volando nuevamente por la ventana rota, mientras un señor le grita enojado por haber causado destrozos en su hogar. El niño volador se apresura por alejarse, lleno de miedo y de pena.

De repente el niño baja la mirada y para mi sorpresa pone sus ojos en los míos, me ve directamente, ha visto el asombro que me ha causado y desciende rápidamente hacia mí.

Correr el amor de Dios

Yo, por su puesto asustado, me pongo a correr con una adrenalina tal que no sabía que podía correr tan rápido, era tal mi espanto, mi prisa y mi desesperación que no vi un hueco en el pasto de aquel parque, mi pie cayó en ese hoyo y solamente pude escuchar ¡Crack! me había roto el pie, me estaba revolcando del dolor, un dolor increíble que no había sentido antes, cerraba mis ojos, lloraba y gritaba.

En un instante el niño volador estaba a un lado mío, miró mi sufrimiento y ocurrió algo mágico, algo que nunca esperé, puso sus manos sobre mi pie roto y pude ver una tenue luz dorada, cálida, muy hermosa, entonces, el dolor desapareció por completo y sentía mucha paz. Con asombro pude ver que mi pie no tenía fractura alguna y no solo eso, lo sentía más ligero y más fuerte que antes.

Atónito volteé mi mirada hacia ese niño volador, ya no le tenía miedo, pero no podía pronunciar palabras, es que todo fue tan de repente que estaba en una especie de shock.

El niño volador me miró, me sonrió y finalmente pronunció: no temas, ya te diste cuenta que no quiero hacerte daño, solo quiero un poco de compañía, pero si tú no estás de acuerdo me retiraré de inmediato. Apenas si pude contestarle,… no, no te vayas, quédate.

No sé cuánto tiempo estuvimos en silencio, sentados sobre el césped, hombro a hombro, simplemente disfrutando la presencia el uno del otro.

… ¡Paquito!, ¡paquito!, ¡¡despierta!! se te hace tarde para ir a la escuela, era mi mamá. Todo aquello había sido un sueño, pero un sueño tan real que aún tenía muy presente la mirada de aquél niño volador la forma en que me sonrió y me sanó.

Historia del niño volador

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Años después me sigo preguntando ¿qué pudo significar ese sueño? nunca lo tuve nuevamente, o al menos no lo recuerdo.

Lo único que me atrevo a pensar y a relacionar es que ese niño volador se parece mucho al Amor de Dios, un amor que llega de repente a nuestras vidas haciendo un estruendo gigante, rompiendo la calma para llamar nuestra atención, muchos no están preparados aún para recibirlo y lo corren de sus vidas, como pasó con el señor que estaba molesto por los destrozos de su hogar.

Otros, como a mí me pasó en el sueño, huimos de Él porque no estamos seguros de lo que pasaría si permitimos que nos alcance, tenemos miedo de enfrentarlo y de hablarle.

Sin embargo Dios no se da por vencido y nos persigue, y cuando le damos la oportunidad de alcanzarnos no duda en ayudarnos, en brindarnos la luz y el calor de su amor para sanar nuestra vida.

Y más aún, Él humildemente nos pregunta de alguna manera si lo queremos a nuestro lado, no nos pide nada, solo que estemos a su lado y no para beneficiarse Él, si no para que sepamos que no estamos solos y que podemos contar con un Amigo Poderoso que estará allí a nuestro lado, hombro a hombro.

En el sueño yo no podía articular palabra, pero Él escuchaba mi corazón. Actualmente, con el paso de los años, he encontrado una gran forma de comunicarme con Dios y es a través de la oración.

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